Para Achtungato, Windows XP no es solo un sistema operativo, es un recuerdo de cuando las cosas eran más simples, más rápidas y más amigables. Y aunque sabe que la tecnología seguirá avanzando, siempre habrá un lugar especial en su memoria para aquel escritorio azul y verde que lo acompañó durante tantos años.
Desde pequeño, cuando apenas daba sus primeros pasos sobre un teclado, conoció el sistema operativo que marcaría toda una época: Windows XP. Aquel sistema tenía una simplicidad y una estabilidad que, para él, lo hacían insuperable. Y aunque hoy en día el mundo parece obsesionado con Windows 10 y Windows 11, Achtungato no puede evitar pensar que XP, con todo y sus años, era mucho mejor en varios aspectos.
Lo recuerda con claridad: la primera vez que encendió una computadora con Windows XP, la pantalla de inicio aparecía rápidamente, con aquel fondo de colina verde y cielo azul brillante que se volvió icónico. No había animaciones innecesarias, ni pantallas de carga eternas, ni decenas de procesos ocultos que consumieran memoria. Todo estaba ahí para que el usuario pudiera comenzar a trabajar o jugar sin perder tiempo.
En cambio, ahora, con Windows 10 y Windows 11, Achtungato siente que la experiencia se ha vuelto demasiado pesada. Sí, hay mejoras visuales y muchas funciones nuevas, pero también hay constantes actualizaciones forzadas, programas que se abren sin permiso y un consumo excesivo de recursos. Para un gato que valora la eficiencia y la rapidez, estas cosas son irritantes. Antes, con XP, incluso una computadora con especificaciones modestas podía funcionar de forma fluida, mientras que ahora, si el hardware no es de última generación, el sistema comienza a arrastrarse como si estuviera caminando sobre alfombra mojada.
Otro punto que para Achtungato hace a XP superior es la estabilidad. Aunque es cierto que, con el paso del tiempo, Microsoft fue mejorando la seguridad y el rendimiento de sus sistemas, XP era increíblemente confiable en su época, especialmente para quienes sabían configurarlo bien. No necesitaba estar todo el día descargando parches de varios gigas, ni obligaba a reiniciar cada semana para instalar una nueva versión. Además, las aplicaciones y juegos de la época estaban perfectamente optimizados para correr en él, algo que no siempre sucede en los sistemas modernos.
También está el tema de la interfaz. Windows XP tenía un diseño sencillo, con menús claros y directos, sin saturar al usuario con opciones escondidas o configuraciones confusas. Achtungato recuerda cómo podía ir al Panel de Control y encontrar todo lo que necesitaba sin dar mil clics. En comparación, Windows 10 y 11 parecen querer esconder las funciones básicas detrás de menús bonitos pero poco prácticos.
Para un gato como él, que no solo usa la computadora para trabajar, sino también para jugar, XP tenía otro punto a favor: la compatibilidad. La mayoría de los juegos clásicos de PC funcionaban sin problemas, sin necesidad de configuraciones complejas o emuladores. Ahora, muchos de esos juegos requieren trucos para ejecutarse en sistemas nuevos, y en algunos casos, simplemente no funcionan. Achtungato, que aún conserva una biblioteca entera de juegos de principios de los 2000, considera que este es un golpe duro contra la nostalgia y la preservación digital.
Claro que no todo en XP era perfecto. La seguridad no era su punto fuerte y, con el tiempo, los virus y el malware encontraron muchas formas de atacarlo. Pero Achtungato sostiene que, con un buen antivirus y hábitos responsables, se podía trabajar sin problemas. Además, en su experiencia personal, nunca tuvo una infección grave mientras usaba XP, algo que no puede decir del todo con las versiones modernas, que a pesar de tener sistemas de protección más avanzados, a veces se ven afectadas por fallos y vulnerabilidades.
Otro aspecto que recuerda con cariño es la personalización. XP permitía cambiar los temas, fondos, iconos y sonidos con facilidad, algo que en las versiones modernas está más limitado o escondido. Achtungato disfrutaba ponerle su propio toque, incluso creando fondos de pantalla con sus fotos favoritas. El resultado era una computadora que sentía realmente suya, no un sistema uniforme diseñado para verse igual en todas partes.
En contraste, Windows 10 y 11 parecen más enfocados en integrarse con la nube y en ofrecer servicios en línea que en dar control total al usuario. Achtungato entiende que vivimos en una época conectada, pero no le agrada que tantas funciones dependan de estar online o que el sistema insista en asociarlo con cuentas y servicios que no siempre quiere usar. Con XP, todo era más local, más directo, y eso le daba una sensación de control que ahora echa de menos.
También hay un factor de comodidad. XP se instalaba rápido, en un par de horas ya estaba listo para funcionar. Hoy, instalar Windows 10 o 11 puede llevar mucho más tiempo, y eso sin contar las actualizaciones iniciales que pueden consumir horas adicionales. Achtungato recuerda que, con XP, podía formatear y dejar su computadora funcionando en una sola tarde, mientras que ahora, ese proceso puede tomar prácticamente un día entero.
Y luego está el tema de las actualizaciones automáticas. Achtungato nunca olvidará las veces que Windows 10 decidió reiniciar su computadora sin preguntar, interrumpiendo su trabajo o sus partidas. Con XP, él decidía cuándo actualizar y cuándo reiniciar, algo que le daba control y tranquilidad. Ahora, parece que el sistema manda más que el usuario, y eso es algo que no le gusta.
En el fondo, Achtungato sabe que XP ya es parte del pasado y que no volverá como sistema oficial. Microsoft ha cerrado su ciclo de vida y ha dejado de darle soporte. Pero para él, eso no cambia la opinión de que XP fue uno de los mejores sistemas operativos que ha existido. Fue rápido, estable, personalizable y sencillo de usar. Representaba una época en la que la tecnología estaba al servicio del usuario, y no al revés.
Por eso, aunque entiende que Windows 10 y 11 son necesarios para las nuevas tecnologías, compatibilidad con hardware moderno y seguridad avanzada, en su corazón XP sigue siendo el rey. Cuando piensa en el futuro, imagina que, si pudiera, mantendría una vieja computadora solo para seguir usando ese sistema, jugando a sus clásicos favoritos y trabajando con la fluidez que tanto disfrutaba.
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